jueves, 28 de enero de 2010

dosmildiez


Estoy sentada en mi cama, encuadrada en mi cuarto de niña de 10 años. Ya pasaron casi dos meses. Y sí, estoy aquí desde que las cosas dejaron de ser y parecer seguras.

Desgano, eso es lo único que he demostrado desde que me he exiliado de la vida del día a día.

Paso horas metida aquí y engañándome de que estoy haciendo algo, que algún día terminaré de leer el mono desnudo y que entenderé el zoo humano. Ya no dibujo, no me sale nada. Me consuelo diciendo que paso por un vacío creativo, pero en el fondo se que estoy a punto de perder el alma, mi esencia. Esa que antes me permitía salir y disfrutar de lo que era feo, raro, ordinario, simple, aburrido, complicado y también claro bonito, hermoso, y otros.

No me veo un paso seguro ni constante, sabía que iba a ser así y sin embargo no me preparé.

Quizás lo hice a propósito, quizá no. En verdad es algo en lo que me interesa pensar pero no me da la voluntad para hacerlo. Sí, desgano.

Tengo una ligera esperanza de que saldré de este estado. Leyendo a Murakami encontré esto: “cuando debas ir hacia arriba, busca la torre más alta y sube hasta la cúspide. Cuando debas ir hacia abajo, busca el pozo más profundo y baja hasta el fondo.” Luego dice “cuando no haya corriente permanece inmóvil”.

El problema es cómo se cuándo es que debo ir hacia algún lado… arriba, abajo… subir, bajar, inmóvil…

Como sea, seguro que ya aclararé el panorama. Las cosas han cambiado, las cosas se trasforman. Espero encontrar una torre pronto, para subirla.

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