Una vez me eché en tu cama.
Pensando,
y queriendo que te acostumbraras a mi.
Me estiré lentamente.
Mirándote.
Para que me veas,
para que sientas que todo encajaba en tu cuadrado desordenado.
Sin embargo, cada vez que entrabas en mi,
todo se volvía lejano y ausente.
Tocaba tus labios,
intentando quererte.
Tratando de convencerme de que eras tu.
Para luego convercerte de que era yo.
y que, tu y yo encajábamos
en tu cuadrado desordenado.
No nos elegimos bien.
Yo no encajé en tu cama.
Y tu no encajaste en mis entrañas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario