Llemple? Chenfle? Kemle?... ah Kemple, por fin acertamos su nombre.
Kemple nos asusta en las mañanas con sonidos de la selva, juega con tarántulas y se ríe de nuestra incapacidad de caminar sin tropezarnos con las lianas.
Nos lleva al río y nos reta con su increíble sonrisa a lanzarnos del árbol más alto de todos. Algunos aceptan.
No tiene padre, no tiene madre. En sus 13 años sólo ha ido al colegio por una semana y nunca ha tenido zapatos. Pero con él lleva la selva y para él con eso basta.
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