jueves, 10 de octubre de 2013

Marrón invisible


Muchos de nosotros nos indignamos del nada escondido racismo peruano, otros no se inmutan porque es una cuestión de siempre y otros porque es una cuestión de acomplejados.  Yo me indigno del racismo porque lo veo día a día y porque en varios momentos de mi vida lo he vivido, he aquí un breve resumen:
  • A los 5 años mientras jugaba con el hijo de una amiga de mi mamá en la villa de la FAP, se nos acercó un grupo de niños rubitos, como él, y le preguntaron: ¿Por qué juegas con esa negra?, el no respondió y ante la presión dio dos pasos al costado. Luego los niños comenzaron a decirme negra tomasa en coro y de ahí ya no me acuerdo más. Me dio verguenza decirle a mi madre, así que ese hecho se perdió en mi conciente.  
  • A los 12 años la rubísima hija de algún marino, no quiso que yo entrara a jugar en un partido de voley del campeonato del colegio porque, en sus palabras, "Yo no juego con esa negra". La directora, subdirectora y resto de autoridades del colegio hicieron que la opinión de una niñata de 11 años se impusiera y así un capricho racista llevó a que mi madre me cambiara de colegio.  
  • Cuando llegué a Lima sabía que no estaba libre de estupideces como esa, o sea la mayoría de los que antes me habían raceado eran limeños. Ingresé a la Universidad de Lima, donde conocí a personas maravillosas entre todos los colores que habían. Nunca faltó el comentario despectivo de algunos amigos(as) hacia los cholos, pero el momento que más me frustró fue cuando dos amigas ursulinas hablaban de alguien y una le preguntó a la otra de qué color era la piel de este amigo.  Ninguna pudo decir que el chico era moreno, se daban pistas de "es como tal pero más oscuro" pero ninguna de las pistas funcionaban.  Al final se miraron y una me señaló con sus ojos y las dos entraron en ataques de risa. Tan feo o malo era mi color que no podían decirlo, ah es que ya me acuerdo a la chica le caía bien el amigo este pero no podía gustarle porque su color era... como el mío. 


Las dos primeras historias me hicieron una cicatriz que cargué hasta la universidad, la última me abrió los ojos a la estupidez de los racistas y me vino la brillante idea de quererme como soy. Ahora tengo 26 años y he llegado a entender mi propia belleza. Soy chola y me encanta, porque eso significa que soy producto de la mezcla y la diferencia, soy marrón y bajo el sol brillo en negritud y lo mejor es que soy de la selva, y con mi dejo escondido llevo en mí la magia de la amazonía.

El pasado ya fue, es más me encanta la canción de la negra Tomasa, porque están tan enamorados de ella que cuando se va de casa triste se ponen... Lo que me importa ahora es el presente. Si bien ahora estoy contenta con lo que soy, lastimosamente aún me veo expuesta al racismo peruano (y con esta parte muchos van a deslegitimar mi post) y es que toda la publicidad de blanquitos que hay en la calle, me recuerda a las dos cojudas que no podían decir mi color.

Esa publicidad ignora e invisibliza a la mayoría de peruanos que, como yo, somos morenos acholados. Para ellos mi color es razón de verguenza, inferioridad, pobreza, fealdad, etc. Y si no lo es, entonces no entiendo por qué no muestran más gente como yo y como el resto de los peruanos. Ah verdad, por la teoría aspiracional y esas cojudeces del marketing y de gente estrecho(a) que hasta cagar les cuesta.

Lo peor de todo es que la publicidad acaucaseada, no es lo único que anda rondando, acá una lista de las joyas de la semanita:

  • Periódicos que no sancionan a tiempo los comentarios racistas a Magaly solier, permitiendo con ello esparcir la peste humana.  
  • Marta Chavez (me encantaría ponerle un adjetivo, pero creo que su nombre per se lo es), diciendo que Solier se lo merece por usar su raza en vez de su talento. O sea justifica el racismo. Desde la única neurona de MC, lo que ella quiere decir es que tenemos que racear a toda persona que se sienta orgullosa de ser indígena y que con su origen haga algo ¿Tiene lógica esto? 
  • Campañas sociales dirigidos a nivel nacional con solo modelitos blancos, no me molesta que estén personas de tez blanca, me molesta que sólo salgan ellos. (mirar aquí y para saber más leer aquí)

Somos un país sin autoestima porque muchos brutos del 3% de la población lo quiere así. El hecho de no darnos cuenta del daño que le hacen a la sociedad al negarle la existencia o cosificarnos (cuando ponen mujeres andinas de fondo o adorno exótico) a uno por su color de piel y su origen, es la razón por la cual estamos tan rotos y esparcidos como país.

Amigo(a) que se siente o ha sentido,  alguna vez, discriminado(a) si tanto quieres progresar entonces: agarra ese colorcito que habla de ti, esa lengua que te define, esa mistura que te diferencia y hazla tuya, explota quién eres y siéntete orgulloso de eso.

Y por otro lado, persona que piensa que a Magaly Solier es un guanaco y olluco, si tanto quieres progresar empieza por cambiar tu racismo, porque el retraso de este país se debe a ti y a tú estrechez mental de no aceptar lo que somos como peruanos, sobre todo si eres congresista.

Y ya para cortarla, siempre dicen que una persona que no se acepta físicamente, nunca va entender su verdadero valor, pues lo mismo pasa con un país. Un país que no quiere algo tan básico como su color de piel, esta destinado ha desintegrarse en lo más sucio del odio, de la estupidez y del retraso.

*A propósito de la publicidad acaucaseada, una amiga finlandesa me dijo una vez: "Cada vez que veo los carteles de publicidad me siento en Finlandia", asumo que cada peruano también.






4 comentarios:

daniela dijo...

Andre, tu dibujo esta increíble.
Por otro lado, me parece maldito tu post, alucina que siempre he pensado que eres una de las chicas más bonitas que he conocido y me encanta como describes tu magia de la amazonía.
beso.

Allegra dijo...

Gracias Dani!

lapaupachica dijo...

yo he estado del otro lado. rubia de niña, una vez en el colegio en el que estaba otra niña rubia -al pomo, a los 6 o 7 años- me dijo que solo jugaba con las rubias. poco tiempo le seguí la cuerda, porque no entendía por qué no podría yo jugar con cualquiera de mis otras amigas. el racismo es miedo y falta de inteligencia.

Allegra dijo...

Sacado de un comentario en el post del FB:

"lo leí, me sentí identificada totalmente. También me pasó lo mismo del jueguito de la negra mazamorrera cuando tenía 5 años, la diferencia fue que fui donde mi vieja a quejarme y sacó las garras. Y en la Universidad un chico no intentó salir conmigo porque le tenía miedo a su mamá pues yo no tenía el "apellido" ni era rubia ni de alcurnia jaajajajajajaj."